jueves, 12 de noviembre de 2020

Las diez vírgenes

Mt 25, 1-13. Las diez doncellas.

 

De este texto, siempre me ha llamado la atención el aparente egoísmo de las doncellas prudentes… no es muy propio del Evangelio el no compartir. Y en una eucaristía, un sacerdote ahondó en este aparente contrasentido.

 

Las doncellas imprudentes “iban con lo puesto”. Cogieron la lámpara, con el aceite que tuviera, poco o mucho. Las prudentes, en cambio, fueron más conscientes de la situación, del momento, se prepararon. Tenían en su pensamiento al novio. Venía, y había que estar preparada. Cuidaron de tener luz el tiempo suficiente, en medio de la oscuridad, un tiempo que no sabían cuánto iba a durar.

 

Este es, para mí, el mensaje más importante. Ese cuidado, que se manifiesta en cuidar nuestra fe, en meditar, en orar con frecuencia, es el que se nos pide. Nada diferente, por otro lado, a lo que hace cualquier deportista para mantenerse en forma, entrenar periódicamente, diariamente en muchos casos. Mucho o poco, pero todos los días. Así es como, cuando llega la carrera, están preparados. Y si, llegado el día de la carrera, yo fuera otro corredor, y no hubiera entrenado tanto, ¿cómo podría ese día pedirle a ese deportista que me diera parte de su forma física? No se puede, no es transferible. Ni siquiera es cuestión de voluntad de ambas partes.

 

Y así mismo ocurría con aquel aceite. Puedo reconocer cómo, cuando no estoy muy en forma en mi relación con Dios, cuando llega alguna dificultad, esta me afecta más, me pilla más sólo, más desprotegido, más confiado sólo en mí, con menos visión trascendente de las cosas… Sin aceite de reserva, la lámpara se me gasta “a las primeras de cambio”…

 

Sin embargo, cuando he podido mantener una relación más cercana con Dios, de más escucha, de cultivar mi corazón y mi alma, con el reconocimiento del montón de regalos que cada día me hace, entonces mi alcuza está llena de aceite, y sé reconocer que, aunque haya momentos de oscuridad, para esos precisos momentos está la lámpara, bien llena de aceite, para superarlos con luz y confianza, la que da la relación continua con Dios.

 

Y ahora, a la luz de esta explicación, me pregunto por mí mismo: ¿cómo puedo llenar la alcuza cuando la oscuridad o la incertidumbre me sorprende y el aceite amenaza con acabarse? Y se me ocurre que puedo hacer lo básico, ponerme en manos de Dios, y comenzar por el principio, mirando mi vida alrededor, llena de muchos regalos: nuestras parejas, hijos, amigos, padres, hermanos, familiares… eso me impulsa a dar muchas gracias por tanto amor que recibo sólo por el hecho de existir, y me anima a poner mi confianza en Dios, que siempre está con nosotros. Viendo tanto amor recibido, descubro su cuidado sobre mí todos estos años pasados, y miro con más confianza al futuro.

 

Os invito hoy a que demos gracias profundas a Dios por tanto amor, y comencemos a llenar nuestras reservas de aceite.

D.C.

 



"«Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. 2.Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. 3.Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; 4.las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. 5.Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. 6.Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" 7.Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. 8.Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan." 9.Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis." 10.Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. 11.Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!" 12.Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco." 13.Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora."

sábado, 7 de marzo de 2020

¿ cómo es tu levadura? Marcos 8




Resultado de imagen de los panes y los peces
Dice la lectura del día 18 de febrero de 2020
 Marcos (8,14-21):

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron: «Siete.»
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»


Comprendo que la levadura es lo que hace crecer tu pan.  ¿En qué levadura confiamos cada uno para hacer crecer nuestros bienes? 

La de Herodes es la levadura del poder, de la imposición, de la fuerza. La de los fariseos es la de la superioridad intelectual y moral. Ambos miran a los demás desde arriba, como medios para incrementar "su pan", a costa de ellos. 

Jesús en cambio, nos había mostrado el día anterior cual era su levadura: el compartir primero, el darse, en vez de mirar qué recibía... Pero a pesar de haber estado allí no nos enteramos... 

Porque la verdad es que nosotros sí que estuvimos ayer presenciando el milagro de los panes y los peces. A nosotros también nos pregunta Jesús: ¿Y no visteis lo que pasó?
¿O no hemos vivido nunca el poder multiplicador del darse uno mismo, la capacidad que el amor o la entrega tienen para transformar una realidad que ya veíamos condenada al fracaso o al sufrimiento? 

Sí, nosotros también estuvimos allí.
¿Es que aún no nos hemos dado cuenta?

Resultado de imagen de los panes y levadura


 ¿Qué levadura eliges?

1=U

 D. C

viernes, 6 de marzo de 2020

jonas 3, 1-10



Jonás 3

El Señor se dirigió por segunda vez a Jonás y le dijo: “Anda, vete a la gran ciudad de Nínive y anuncia lo que te voy a decir.”a
3-4 Jonás se puso en marcha y fue a Nínive, como el Señor se lo había ordenado. Nínive era una ciudad tan grande que para recorrerla por entero había que caminar tres días.b Jonás entró en la ciudad y anduvo todo un día, diciendo a grandes voces: “¡Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida!”c
Los habitantes de la ciudad, grandes y pequeños, creyeron en Dios, proclamaron ayuno y se pusieron ropas ásperas en señal de dolor.d Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, también él se levantó de su trono, se quitó sus vestiduras reales, se puso ropas ásperas y se sentó en el suelo.e Luego el rey y sus ministros dieron a conocer por toda la ciudad este decreto: “Que nadie tome ningún alimento. Que tampoco se dé de comer ni de beber al ganado y a los rebaños. Al contrario, vestíos todos con ropas ásperas en señal de dolor, y clamad a Dios con todas vuestras fuerzas. Deje cada cual su mala conducta y la violencia que ha estado cometiendo hasta ahora;f tal vez Dios cambie de parecer y se calme su ira, y así no moriremos.”
10 Dios vio lo que hacía la gente de Nínive y cómo dejaba su mala conducta, y decidió no hacerles el daño que les había anunciado.g


Jonas 3, 1-10
El texto nos habla del cambio radical, sin medias tintas, que dio la ciudad, encabezada por su rey. Nosotros deberíamos de hacer lo mismo, liderados por nuestra convicción, nacida de la cabeza y del corazón, de que viviremos más plenamente la vida que Dios nos ha regalado una vez nos liberemos de "eso" que ya sabemos que nos oprime.

Estamos en Cuaresma, tiempo de reflexión. Y eso es lo que hicieron los ninivitas, animados por Jonás.

Imagino a Jonás por la ciudad, haciéndoles ver que "esto no va bien, cualquier día se desatará un desastre".. e imagino también que los ninivitas ya lo sospecharían, ya verían que las cosas no iban bien, pero no habían querido reconocerlo

Este texto es hoy para nosotros una invitación, como lo fue Jonás para los ninivitas, a identificar qué hay en nuestra vidas "que no está bien, que cada vez va un poquito peor"...

Quizás es nuestro carácter en casa, que no acaba de liberarse de exigencia para con los demás, y aún no se ha rendido a los regalos de amor que recibe cada día...

Quizás se trata de la " imagen" que tenemos que dar en el trabajo, o con los amigos, que tantas veces, bajo múltiples razones, no se trata más que nuestro orgullo y vanidad..

¿Qué sospecho yo que no van bien en mi corazón?


1=U
D C

martes, 9 de abril de 2019

Diálogo con el Salmo 22




     Diálogo con el Salmo 23


Sé que un día vendrá.
Las verdes praderas,
las fuentes tranquilas,
el tiempo de paz.

Sé que un día vendrá.
La buena suerte
en el trabajo,
la prosperidad.
Sé que un día vendrá,
Y entonces, yo lo sé,
lloraré,
por no haber confiado más.


Pon, como Tú dices
a mis enemigos
como estrado de mis pies.
Hazlo, !pero ponme a mi mismo!
Vénceme de una vez.

Quiebra mis miedos,
Tú sabes cómo hacer
Toma mi desconfianza
Rinde mi falta de Fe

Regálame un buen día
La victoria de saber
que en estos momentos inciertos
Yo lo sabía, y Confié.




David  C. 8 de abril








Salmo 23

El Señor es mi pastor, nada me falta. 

Por prados de fresca hierba me apacienta. 

Hacia las aguas de reposo me conduce, 

y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.

Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;

Resultado de imagen de el buen pastor dibujo tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.

Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; 

unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. 

Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; 

mi morada será la casa del  a lo largo de los días." 




domingo, 21 de octubre de 2018

No podía ser de otra manera


Resultado de imagen de la mies es mucha y los obreros pocos
 Lucas (10,1-9):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»




Resultado de imagen de ser testigos de la presencia de dios. dibujos 


¿Habla la lectura de hoy de lugares físicos? ¿nos sigue hoy Jesús enviando a sitios físicos, o más bien a lugares del corazón?

Hermanos de comunidad, no podía ser de otra manera... ¿Cómo vamos a poder salir al encuentro del parado, a decirle “está cerca de tí el Reino De Dios”, si ninguno pasamos por el paro, si ninguno visitamos ese “sitio” vital, llevando a Jesús, siendo uno de ellos, “comiendo” de los que comen y sufriendo de los que sufren? ¿Cómo vamos a consolar al enfermo desde fuera de su situación? ¿Cómo vamos a poder ser testigos de la presencia de Dios en las diversas situaciones de la vida, si no pasamos por ellas, habitándolas?

¡¡¡No podía ser de otra manera!!!

Estamos llamados a pasar por lo que tengamos que pasar, luces y sombras, alegrías y penas, llevando a Dios con nosotros. Solo pasando por esas situaciones nuestro testimonio es verdadero, testimonio de que incluso allí, en medio de la oscuridad o la aflicción, hemos estado, nos hemos puesto en la presencia de Dios... testigos de que, aún siendo hijos, no ha venido a quitarnos esa situación de nuestras vidas, sino que ha venido para dar vida a nuestro corazón, precisamente en medio de nuestra situación...

No podía ser de otra manera...

Allá dónde estáis, en lo que estéis viviendo, estáis llamados a ser testigos y portadores de la vivencia de Dios en vuestras vidas. Agarraos fuertemente a Él, y que os lleve a través de esos momentos.

 David C


Resultado de imagen de ser testigos de la presencia de dios   

viernes, 28 de septiembre de 2018

Ven y sígueme





Ven y sígueme


La vida de Fe es también un acto de voluntad. “Ven y sígueme”. Jesús no arrebató, no alienó, no obnubiló a nadie. Cada uno de los que le siguieron decidieron seguirle.

“Ven”. Ven hacia mí, desde donde estás ahora, no importa dónde seas, hacia mí. La figura de Jesús, el influencer que no pierde vigencia.






“Y sígueme”. Porque yo voy a seguir actuando, moviéndome. Jesús no está quieto, y su figura y su mensaje sigue siendo alimento cada día, con matices nuevos, adaptados a nuestra vida, a ese momento por el que estás pasando.

“Ven y sígueme”. Decisión, movimiento y acción. En Él, en las lecturas, en la Palabra, encontramos alimento para cada día, todos los días. Como dice el Salmo de hoy, “Tu Palabra, Señor, es eterna,/ más estable que el cielo”.

 Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo;
.tu fidelidad, por generaciones, afianzaste la tierra y está firme:
 por tu disposición se mantienen hasta hoy, pues todo está a tu servicio.
 Si tu voluntad no fuera mi delicia, habría perecido en mi aflicción.
 Jamás olvidaré tus decretos, pues con ellos me vivificas.
Tuyo soy, sálvame, que busco tus normas.
Me acechan los malvados para perderme, pero yo medito tus preceptos.
 He visto límites en todo lo perfecto, pero, ¡qué inmenso es tu mandato! (salmo 119,89-96)
Queridos nómadas, buen día para todos!!!

D.C.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Somos todos los campos




22 Sept 2018


 Somos todos esos campos.


Resultado de imagen de lucas 8De la lectura de hoy me viene una primera reflexión, la más inmediata. ¿Qué parte del campo soy yo? Todos queremos ser los de la tierra buena, los que reciben la palabra y la guardan en su corazón, y sacan provecho de ella... pero me temo que también todos vemos que las zarzas de los afanes, de cada día, ahogan nuestros mejores deseos, y que las dificultades de la vida ponen a prueba la profundidad de nuestra Fe.
Y entonces.. ¿qué clase de campo somos?
Pues un campo que hay que trabajar, todos los días. Un campo ni enteramente bueno, ni enteramente malo. Un campo aún con muchas piedras por retirar, creencias en las que depositamos nuestra confianza, o nuestra autoestima, y que en épocas de crisis personal, se muestran creencias falsas, y nos empujan a ahondar más en nuestro corazón, a hundir más las raíces de nuestra Fe. Somos un campo que también tiene zarzas, que no son como las piedras, que retiras de una vez por todas. Las zarzas crecen cada día, en cuanto te descuidas, y te obligan a atender constantemente el campo de tu interioridad, a limpiarlo cada día “de malos rollos”.
Somos también un campo con sus bordes, siempre en diálogo con la vida que hay fuera, y que todos los días, con sus sinsabores, vuelve a hacernos la propuesta de volvernos descreídos, de vestirnos con la coraza del cinismo, de abrazar la causa del individualismo, del “total, para qué” (“diábolos”, el que separa, divide... ¿acaso el cinismo o el descreimiento no nos divide, no nos disgrega por dentro?)
Así que somos un campo como todos los campos que conozco...”en camino”... un campo que requiere ser trabajado si se quiere que dé frutos... y ¿no es acaso esa la esencia misma de ser un “campo”?
Y es así como descubro “la banda sonora”, el “hilo musical”, que lleva sonándome en la cabeza con este texto.... es una banda sonora alegre, de esperanza y no de juicio, de alegría y no de reproche porque no seamos todo tierra fértil..
Y es alegre y no triste porque solo se nos pide una cosa, que es lo que transforma todos los campos en campo fértil: recibir la palabra y perseverar... !así de fácil!
Es maravilloso contemplar de este texto que el sembrador siembra, que el campo, sin hacer nada, ya recibe, de partida, la semilla.

Somos enormemente afortunados de tener a Dios ahí al lado, lanzando su semilla cada día, porque sí, sin que nosotros hagamos o dejemos de hacer para “merecerlo”. Contamos de partida con su palabra, y ya sólo eso es motivo de alegría. Somos “creatura” De Dios cada día, todos los días!!. Nosotros sólo tenemos que dejarnos hacer cada día, recibir cada día esa semilla, esa palabra, dejar que esa palabra entre y alimente lo mejor de nosotros, que nos anime a aceptar que tenemos zarzas (?que tal empezar por nuestro carácter?) y a aceptar que tenemos que podarlas cada día para que no lo ahoguen todo.
Una semilla lanzada a nosotros con alegría, no como juicio, que nos anima a mirar a la cara a las bases de nuestra vida, esas en las que depositamos nuestra sensación de “lo que hago merece la pena”... ?Seguro que no asentamos parte de nuestra felicidad en el reconocimiento externo, en cualquier forma de vanidad? Yo os aseguro de mí mismo que soy una cantera infinita de piedras de vanidad, que los tiempos difíciles me revelan que no son un suelo fiable, piedras que retiro con dolor y cierta decepción de mí mismo, y a la vez con la alegría de estar ahondando las raíces de mi Fe, hacia el amor, hacia la dicha de sentirnos “creaturas” De Dios

Somos campos... !trabajemos con la alegría de quien recibe cada día una lluvia de semillas!

Amen
D. C.


Lucas 8, 4...
 De cada pueblo salía gente para ver a Jesús y, cuando se reunió una gran multitud, él les contó esta parábola: «Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron. Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad.Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron. Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno».


Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Sus discípulos le preguntaron cuál era el significado de esta parábola. 10 «A ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios —les contestó—; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que
»“aunque miren, no vean;
aunque oigan, no entiendan”.
11 »Este es el significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios.12 Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven.13 Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba. 14 La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. 15 Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y, como perseveran, producen una buena cosecha.